Permite que te cuente mi trayectoria musical

Echando la vista atrás, si hay algo que ha definido mi trayectoria desde sus inicios han sido mi interés y curiosidad en desentrañar cuál era el secreto en torno a ese instrumento, la voz humana, por el que todos sentían admiración.

Así que no fue de extrañar que, mientras estudiaba piano en el conservatorio, ya diera mis primeros conciertos en agrupaciones corales, estudiara partituras en las que veía desplegarse de forma práctica conceptos que había aprendido en clase o acompañaba al órgano a las voces en la iglesia.

La música vocal, a capella o acompañada de instrumentos, se convertía en el patio de experimentación de unos primeros intentos que me ayudaron a tantear el marco en el que se iba a desarrollar mi futura carrera ya desde edad temprana.

De aquellos conciertos y necesidades de programación nacieron mis primeros arreglos estrenados en público, donde aprendí a elaborar piezas sencillas pero efectivas y, sobre todo, adaptadas al fin que buscaba el grupo y la formación.

Estudiando aquella música que carecía de signos escritos pero que implicaba muchos códigos ocultos, descubrí que el trabajo, el estudio y la práctica en equipo enriquecía nuestro fondo musical más allá de la práctica solista, pues muchas veces las interpretaciones eran fruto del acuerdo y del compromiso por destacar ciertas pautas que creíamos descubrir en cada nueva partitura.

En los años finales de aquella etapa, gracias a la aplicación informática Finale ® , la digitalización se hizo presente en mi vida musical.

Paralelamente al trabajo en la ópera, mi encuentro con Rubén Fernández Aguirre y, a partir de él, con otros pianistas acompañantes de cantantes, supuso un antes y un después para el desarrollo de mi música, tanto de arreglista como aportando música original.

Gracias a él pude desarrollar capacidades muy valiosas en esta profesión como son la rapidez de trabajo, la flexibilidad para adaptarse a condicionantes externos que muchas veces imponen determinadas servidumbres a los artistas que para el público pasan desapercibidas, pero que pueden determinar la dirección o el carácter que toman determinados programas de concierto.

El hecho de que grandes voces de la lírica española hayan cantado mis obras gracias a él ha constituido una de las satisfacciones más grandes de mi carrera musical.

Y, tanto con él como con los demás profesionales, en esta etapa aprendes a que tu trabajo como autor no deja de ser más que un camino muy amplio por el que luego transitan los intérpretes y por el que, la mayoría de las veces, ellas y ellos aportan nuevas visiones y puntos de vista que quizás como autor no habías previsto, pero que contribuyen a dar profundidad a la obra y a constituir una realidad poliédrica que siempre juega en favor del espectador.

Hay un largo camino desde que un lápiz escribe una nota de música en un pentagrama vacío hasta que esa nota es escuchada en el patio de butacas de un teatro, en una sala de conciertos o en una lista de reproducción de un terminal moderno.

Y me considero afortunado por haber formado parte, a lo largo de mi vida musical profesional, de todos y cada uno de los pasos en ese proceso: como creador, compositor y arreglista; como técnico, copista y digitalizador de partituras para que sean interpretadas por otros con facilidad; como intérprete y transmisor de la obra musical de otros o la mía propia, pianista y cantante; o como concertador de todo el proceso, ya sea desde la dirección musical o asesoramiento artístico en determinadas producciones.

Y la visión de conjunto que me da el haber pasado por todas las etapas del proceso musical me convierte en un activo importante para ayudarte a resolver tus dudas y llevar a la práctica ese proyecto en el que también has invertido horas de trabajo. Hagámoslo juntos.